Las elecciones en nuestro país siempre han estado plagadas de incertidumbre, miedo y propuestas buenas, radicales y absurdas como reflejo de una muy pobre institucionalidad política. Esta vez, en medio de la segunda ola de la pandemia y la atomización de las preferencias electorales, parece que la incerticumbre se magnifica.
Fuente: Revista G de Gestión – Innovación Financiera